Desde la implementación de la ley de Financiamiento Productivo en 2018, han surgido varios fondos comunes de inversión inmobiliaria en el mercado argentino, como el impulsado por la cooperativa Sancor Seguros, el impulsado por Pellegrini FCI y el Fondo Dracma FCICI.
Esta herramienta de inversión colectiva tiene múltiples ventajas ya que permite la diversificación de proyectos, la participación en inversiones a gran escala y tiene bajos costos de funcionamiento.
Además, en Argentina, las personas físicas que invierten en estos fondos están exentas del Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales y pueden suscribirse con montos mínimos. Esto lo convierte en una alternativa muy atractiva en relación a los activos inmobiliarios tradicionales.
Según datos suministrados por DRACMA FCICI, los inversores en su fondo son variados, incluyendo fondos comunes de inversión, bancos, compañías de seguro y particulares, lo cual evidencia la entrada de nuevos jugadores en el mercado inmobiliario.
En definitiva, los fondos comunes de inversión inmobiliaria no sólo dinamizan la economía a través del financiamiento de nuevos proyectos, sino que también aumentan la competitividad y elevan el estándar profesional de las decisiones tomadas por los desarrolladores.
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